‘BOARDWALK EMPIRE’ Y LA DECONSTRUCCIÓN DEL PERSONAJE FEMENINO

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Existen series de televisión que se extienden llegando a un punto de total dejadez, ahuyentado al espectador que activo busca el desenlace certero y la caricia precisa cuando el momento se desenvuelve y llega al fin deseado. Boardwalk Empire es una serie que a través de cinco temporadas cumple con el círculo preciso de la historia por contar. Sin dilucidar demasiado hablaremos del personaje principal Nucky Thompson (Steve Buscemi), un hombre que en la última temporada conocimos a fondo y quizás hasta comprendimos que para llegar a donde él, había mucho para perder. En la historia de Boardwalk hay personajes que aparecieron para recordar y otros que pasaron sin gloria, incluso hubo aquéllos como el de Margaret (Kelly MacDonald), que apuntaban hacia una dirección de apoyo y hasta de protagonismo, pero no olvidemos que Boardwalk es una historia sobre hombres que protegen su autonomía, y si creíamos que una mujer llegaría tan lejos como los adustos gángsters estábamos muy equivocados.

Lo anterior se menciona porque para quien esto escribe hubo un personaje que por los motivos de su historia se quedó en la memoria, su nombre es Gillian (Gretchen Mol), y ella aparece como la mujer asustadiza y de personalidad inquebrantable que habla al igual que planifica, porque lo importante para ella es sobrevivir en el mundo de la vigilia con la responsabilidad de un hijo producto del desasosiego que se alimenta de negocios turbios, también de una nuera soñadora que jamás vive para contarlo y un nieto (un pequeño que seguramente era un as perfecto para dilapidar), que mira a su alrededor esperando las respuestas a sus dudas. Noticias de una niñez dolorosa, estragos que transformaron a una niña de inocencia perdida en la villana perfecta, alguien a quien las mujeres odian y los hombres le temen. Ella es como casi todos los personajes que irradian de una atractiva complejidad, situación que festejamos quienes gustamos de un sitio perfecto para deconstruirnos, esto es, un lugar para reflejar nuestros miedos y entonces discutir lo que en algún momento haríamos y lo que probablemente dejaríamos de soslayo porque jamás comprenderemos que para actuar de cierta manera se necesitan de ciertos aspectos que no a todos nos sublevan.

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Boardwalk Empire es entonces una plataforma de personajes realistas, su destreza radica precisamente en la concepción que tiene del mundo como escape como si el dinero se hubiese convertido en esencia de vida, espacio reclamado y empoderamiento como la manera equívoca para redimirse. Gillian conoce de manera cuasi perfecta el mundo del “hombre empoderado”, ella ha sobrevivido y aunque la locura ante los ojos de los otros es su única manera de proceder, quienes proclamamos por su desenvolvimiento sabemos de sobra que la mente de esta mujer atractiva viene ataviada de distinciones, alguien complejo y por lo consiguiente de una fuerte presencia física aunque frágil. En la quinta temporada entonces descubrimos sus secretos y el momento exacto en que su relación con Nucky Thompson empieza a imponerse y a deshecharse en su destino, cuando las circunstancias son las que se doblegan para llegar al punto del desquiciamiento. Gillian nos interesa precisamente porque engloba de manera precisa las distintas facetas del personaje calculador, ella es una niña que se “convirtió en mujer” antes de tiempo, es alguien que vivía para solventar los deseos del poder patriarcal porque si su vida hubiera sido otra seguramente la veríamos destinada al momento que los otros le otorgaban y no precisamente al propio.

Sentimos pena y a veces odio por las mujeres de Boardwalk Empire, porque entre sus sonrisas y fiestas se esconde una niña inocente que perdió lo más preciado de su historia: el poder de decisión. Facultad otorgada por su contraparte el hombre, como el mafioso impuesto en libertad de solventarse la vida y no como el cómplice requerido. En cambio el personaje femenino o bien rinde un objetivo o bien se une a la fuerza masculina también para sobrevivir en un mundo cuando sus opciones son nada, impuestas por las circunstacias que le han tocado vivir. Gillian nos interesa porque de ella depende en gran parte el panorama de la serie, porque entre personajes complejos también tenemos actitudes involuntarias y muertes a diestra y siniestra, personajes desdoblados porque han sido impuestos a sus circunstancias. La locura entonces realiza una situación que rinde pleitesía precisamente por aquéllo que se odia y se va dejando al lastre. Todo radica en la reclamación del espacio, lo que esto significa entonces transforma lo venidero porque los hombres reclaman y evitan que su espacio sea sobornado con el resultado de mucha sangre y traiciones emergentes.

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Una de los tantos aciertos de la serie es que a cada uno de sus personajes logra enfrentarlos a sus miedos transformando sus vidas de tal manera que llega el momento en que los desconocemos, pues aquéllos y aquéllas que iniciaron de cierta manera se transforman para mostrarnos una metamorfosis escalofriante de sí mismos. Gillian no puede ser la excepción y de ser una mujer con cierto poder se transforma en la niña inocente que no por eso desconoce su destino. Comprendemos de su complejidad también de sus antecedentes, la capacidad de subsanar los sentimientos más profundos cuando al momento de encarar la realidad sigue siendo tan difícil que las trampas se disfrazan de una supuesta locura implementada. Las mujeres de Boardwalk Empire son madres, hijas, hermanas, amantes y aunado a esto, también tienen que luchar contra una cultura de realidad machista, un ideal de poderío para pocos. En esta serie los personajes dejan de lado sus cualidades para convertirse en realismo puro, mismo que irradia en el desquiciamiento de la vida tergiversada. El final es el que se necesita para cerrar el círculo de la avaricia temprana. Para Gillian esto apenas es el comienzo.

2 comentarios en “‘BOARDWALK EMPIRE’ Y LA DECONSTRUCCIÓN DEL PERSONAJE FEMENINO

  1. Estupendo texto. A mi me sorprendío bastante el protagonismo que tomó el personaje de Gillian en la quinta temporada, la última de esta estupenda serie, hasta que se reveló lo trascendental que era: el primer pecado de Nucky Thompson, el punto de no retorno (tampoco hay que olvidar el protagonismo de su hijo, Jimmy Darmody en la primera parte de la serie -el otro gran pecado de Nucky-, y… de su nieto, claro, en el epílogo). Sí, un cierre perfecto para una serie de las que hay que ver.
    Saludos.

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